FILOSOFÍA Y CIRUGÍA PLÁSTICA
La apariencia del ser humano antes sus semejantes ha sido una de sus preocupaciones prioritarias y tal vez la que más repercusiones ha tenido sobre el desarrollo de las diferentes civilizaciones... Fragmentos de un excelente trabajo de investigación titulado "Algunas consideraciones éticas sobre la cirugía plástica". El objetivo de este trabajo es contribuir a la reflexión sobre algunos aspectos éticos relacionados con la cirugía estética en la sociedad actual.
DESARROLLO DE LA CIRUGÍA PLÁSTICA
La apariencia del ser humano antes sus semejantes ha sido una de sus preocupaciones prioritarias y tal vez la que más repercusiones ha tenido sobre el desarrollo de las diferentes civilizaciones, ya que como consecuencia del culto a la apariencia, el ser humano ha tenido muchos conflictos, algunos de los cuales han evolucionado hacia francas confrontaciones armadas.
La civilización egipcia, tan adelantada para su época, plasmó también sus conocimientos médicos en el papiro de Edwin Smith (2200 a. de C.) describiendo intervenciones quirúrgicas y el tratamiento de lesiones traumáticas y fracturas faciales. Paralelamente, alrededor del segundo milenio en Mesopotamia, los médicos ya se habían especializado; los babilonios eran particularmente hábiles en cirugía. Los asus o cirujanos operaban bajo las leyes draconianas de la mala práctica médica. El código de Hammurabi (2000 a.de C.) sentenciaba que al cirujano que matase o destruyese el ojo de su paciente le serían amputados los dedos de sus manos.
Por otra parte, en el extremo opuesto del mundo entonces conocido, la civilización hindú, en el Rid-Veda (1500 a. de C.) y en el Atharva-Veda se describen reconstrucciones de narices a expensas de colgajos de vecindad tomados de la mejilla y la frente. En esta civilización se hallaba legislado entonces el castigo de diferentes delitos mediante la amputación nasal.
Aparte los hallazgos descritos no se han encontrado huellas ni escritos de ninguna clase que mencionen la evolución médica de los siguientes períodos, hasta la aparición de Celsus (25
a. de C. - 50 d. de C.), quien recogió las traducciones y los conocimientos trasmitidos por hindúes, árabes y egipcios a la civilización griega y luego a la latina, cuando publicó su libro De Re Medica. En él describe técnicas aplicables a cirugía plástica tanto de colgajos como de plásticas, lo cual ha llevado a considerar a Celsus como el verdadero precursor de esta disciplina.
En Europa, durante el renacimiento, prolifera la sífilis y la lepra. Las deformidades faciales causadas por estas enfermedades hicieron necesaria la aparición de procedimientos quirúrgicos para corregirlas .El profesor Gasparo Tagliacozzi publica en 1597 el método italiano de colgajos para reconstrucción de deformidades faciales tomando tejidos del brazo del paciente. Debido a la trascendencia de sus procedimientos, es considerado el segundo padre de la cirugía plástica.
Ambroise Pare (1510–1590) estudió las anomalías congénitas, bautizó la hendidura labial con el nombre de labio leporino y lo corrigió con un tratamiento quirúrgico. Después de estos cirujanos hay un período de letargo en la cirugía plástica en los siglos XVII y XVIII.
Posteriormente, en 1858, Denonvilliers describió la primera plastia en Z. A partir de entonces parece iniciarse la integración de esta especialidad y es en Alemania donde Von Graffe lleva a cabo rinoplastia, y se refiere por primera vez al término cirugía plástica. Por otro lado Warren en los Estados Unidos practicó en 1840 el primer injerto total de piel. Hamilton realizó colgajos cruzados de piernas y Muller trasplantó un colgajo de región deltoidea para corregir una retracción cervical.
Es a partir de la Primera Guerra Mundial que la cirugía plástica comenzó a definirse como especialidad quirúrgica; y es alrededor de los años 1960 y los 70 que llegó a su edad de oro, que perdura hasta nuestros días gracias a la incorporación de nuevas técnicas y al perfeccionamiento de otras.
El termino «plástica» proviene del griego plastiké que significa «formar» o «apto para ser moldeado». En un sentido más amplio, significa crear, moldear, construir. En este vocablo se hallan bien conjugadas la parte reconstructiva y la estética de esta especialidad.
La cirugía plástica es la especialidad quirúrgica que trata de la reconstrucción funcional y estética de los tejidos. Si bien es cierto que esta especialidad comenzó tímidamente manipulando la piel, hoy abarca todas las regiones de nuestro organismo. Podemos decir que es la especialidad quirúrgica más extensa. Hasta tal punto ello es así que ha obligado a superespecializarse (cirugía estética, cirugía reconstructiva, cirugía de la mano y miembro superior, cirugía craneofacial, cirugía de la piel [quemaduras], cirugía de los órganos genitales externos, etc.).
Actualmente, estamos convencidos de que la cirugía plástica no es una especialidad de menor importancia, pues ella cumple un papel central en la apariencia del individuo como ser biopsicosocial. La imagen tiene un gran significado dentro de las interacciones humanas, debido a que contribuye a sembrar en las personas nuevas esperanzas e ilusiones de llevar una vida sana, participativa y socialmente competitiva.
La apariencia es un factor esencial en las interrelaciones humanas. La buena apariencia siempre ha estado asociada al éxito profesional y social. Es por ello que los médicos no podemos abstraernos de la importancia que ella tiene para el equilibrio biopsicosocial del individuo y que representa, a su vez, la definición de salud que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero el concepto... de belleza existe desde la antigüedad y también desde entonces se busca mantener la apariencia juvenil y la belleza.
El hombre siempre siente la necesidad de comprender su actuación según las leyes de la belleza y ese imperativo, determinado por las condiciones del desarrollo social, se expresa de maneras diferentes en cada sociedad histórico-concreta. La actividad estética y la conciencia del individuo están determinadas por el sistema de las relaciones sociales y por los valores culturales inherentes a la época y a la sociedad. Es justamente en el proceso de las relaciones sociales donde se forman los ideales y el propio gusto estético, los cuales van siendo asimilados a través de la educación y sobre la base de la experiencia y la práctica del sujeto.
El hombre tiende a buscar y a encontrar la belleza no sólo en los objetos creados con ese fin, sino también en todo el conjunto de bienes materiales producidos por él. De la misma forma que la tendencia hacia lo bello no es sólo una necesidad puramente ideal, sino que con gran frecuencia es un instrumento para la transformación de la realidad, asume dicha transformación a partir de un ideal estético determinado, por lo que provoca en el individuo una actitud estética hacia el mundo.2
La actitud estética puede ser definida como una forma de producción espiritual, que adquiere valor independiente, como forma especial de la relación del hombre con la realidad, mediante el conocimiento y la valoración de sus propiedades y de su transformación en una imagen sensorial en correspondencia con el ideal. Esta relativa independencia posibilita el desarrollo de las capacidades estéticas, sobre la base de la interpretación de toda la cultura universal de la sociedad. Dicha actitud es un estímulo interior que funciona como elemento integrante de la producción social, que se manifiesta a partir de su sentido humano y sirve de criterio de valoración en correspondencia con el ideal estético. La actitud estética del hombre hacia el mundo se manifiesta como la interrelación sujeto-objeto en un marco sociocultural históricamente determinado.3
Pero, ¿qué sucede cuando el individuo, a pesar de centrar sus mayores esfuerzos en estos aspectos no se encuentra satisfecho con su apariencia cosmética? Estos individuos necesitan una solución real, sin la fantasía frustrante de las personas que han invadido mercantilmente este campo, intentando sin ninguna ética ofrecer soluciones falsas a individuos susceptibles de ser engañados.
Los profesionales de la salud debemos juntar esfuerzos para ofrecer la verdad y mantenernos en autocrítica constante, sin caer en engaños como los que ofrece la publicidad de muchos productos, máquinas y procedimientos. Es allí cuando los especialistas de la salud, entre ellos cirujanos plásticos, dermatólogos, farmacéuticos, inclusive psicólogos y psiquiatras, jugamos un papel importante.
El objetivo de este trabajo es contribuir a la reflexión sobre algunos aspectos éticos relacionados con la cirugía estética en la sociedad actual.
La apariencia del ser humano antes sus semejantes ha sido una de sus preocupaciones prioritarias y tal vez la que más repercusiones ha tenido sobre el desarrollo de las diferentes civilizaciones, ya que como consecuencia del culto a la apariencia, el ser humano ha tenido muchos conflictos, algunos de los cuales han evolucionado hacia francas confrontaciones armadas.
La civilización egipcia, tan adelantada para su época, plasmó también sus conocimientos médicos en el papiro de Edwin Smith (2200 a. de C.) describiendo intervenciones quirúrgicas y el tratamiento de lesiones traumáticas y fracturas faciales. Paralelamente, alrededor del segundo milenio en Mesopotamia, los médicos ya se habían especializado; los babilonios eran particularmente hábiles en cirugía. Los asus o cirujanos operaban bajo las leyes draconianas de la mala práctica médica. El código de Hammurabi (2000 a.de C.) sentenciaba que al cirujano que matase o destruyese el ojo de su paciente le serían amputados los dedos de sus manos.
Por otra parte, en el extremo opuesto del mundo entonces conocido, la civilización hindú, en el Rid-Veda (1500 a. de C.) y en el Atharva-Veda se describen reconstrucciones de narices a expensas de colgajos de vecindad tomados de la mejilla y la frente. En esta civilización se hallaba legislado entonces el castigo de diferentes delitos mediante la amputación nasal.
Aparte los hallazgos descritos no se han encontrado huellas ni escritos de ninguna clase que mencionen la evolución médica de los siguientes períodos, hasta la aparición de Celsus (25
a. de C. - 50 d. de C.), quien recogió las traducciones y los conocimientos trasmitidos por hindúes, árabes y egipcios a la civilización griega y luego a la latina, cuando publicó su libro De Re Medica. En él describe técnicas aplicables a cirugía plástica tanto de colgajos como de plásticas, lo cual ha llevado a considerar a Celsus como el verdadero precursor de esta disciplina.
En Europa, durante el renacimiento, prolifera la sífilis y la lepra. Las deformidades faciales causadas por estas enfermedades hicieron necesaria la aparición de procedimientos quirúrgicos para corregirlas .El profesor Gasparo Tagliacozzi publica en 1597 el método italiano de colgajos para reconstrucción de deformidades faciales tomando tejidos del brazo del paciente. Debido a la trascendencia de sus procedimientos, es considerado el segundo padre de la cirugía plástica.
Ambroise Pare (1510–1590) estudió las anomalías congénitas, bautizó la hendidura labial con el nombre de labio leporino y lo corrigió con un tratamiento quirúrgico. Después de estos cirujanos hay un período de letargo en la cirugía plástica en los siglos XVII y XVIII.
Posteriormente, en 1858, Denonvilliers describió la primera plastia en Z. A partir de entonces parece iniciarse la integración de esta especialidad y es en Alemania donde Von Graffe lleva a cabo rinoplastia, y se refiere por primera vez al término cirugía plástica. Por otro lado Warren en los Estados Unidos practicó en 1840 el primer injerto total de piel. Hamilton realizó colgajos cruzados de piernas y Muller trasplantó un colgajo de región deltoidea para corregir una retracción cervical.
Es a partir de la Primera Guerra Mundial que la cirugía plástica comenzó a definirse como especialidad quirúrgica; y es alrededor de los años 1960 y los 70 que llegó a su edad de oro, que perdura hasta nuestros días gracias a la incorporación de nuevas técnicas y al perfeccionamiento de otras.
El termino «plástica» proviene del griego plastiké que significa «formar» o «apto para ser moldeado». En un sentido más amplio, significa crear, moldear, construir. En este vocablo se hallan bien conjugadas la parte reconstructiva y la estética de esta especialidad.
La cirugía plástica es la especialidad quirúrgica que trata de la reconstrucción funcional y estética de los tejidos. Si bien es cierto que esta especialidad comenzó tímidamente manipulando la piel, hoy abarca todas las regiones de nuestro organismo. Podemos decir que es la especialidad quirúrgica más extensa. Hasta tal punto ello es así que ha obligado a superespecializarse (cirugía estética, cirugía reconstructiva, cirugía de la mano y miembro superior, cirugía craneofacial, cirugía de la piel [quemaduras], cirugía de los órganos genitales externos, etc.).
Actualmente, estamos convencidos de que la cirugía plástica no es una especialidad de menor importancia, pues ella cumple un papel central en la apariencia del individuo como ser biopsicosocial. La imagen tiene un gran significado dentro de las interacciones humanas, debido a que contribuye a sembrar en las personas nuevas esperanzas e ilusiones de llevar una vida sana, participativa y socialmente competitiva.
La apariencia es un factor esencial en las interrelaciones humanas. La buena apariencia siempre ha estado asociada al éxito profesional y social. Es por ello que los médicos no podemos abstraernos de la importancia que ella tiene para el equilibrio biopsicosocial del individuo y que representa, a su vez, la definición de salud que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero el concepto... de belleza existe desde la antigüedad y también desde entonces se busca mantener la apariencia juvenil y la belleza.
El hombre siempre siente la necesidad de comprender su actuación según las leyes de la belleza y ese imperativo, determinado por las condiciones del desarrollo social, se expresa de maneras diferentes en cada sociedad histórico-concreta. La actividad estética y la conciencia del individuo están determinadas por el sistema de las relaciones sociales y por los valores culturales inherentes a la época y a la sociedad. Es justamente en el proceso de las relaciones sociales donde se forman los ideales y el propio gusto estético, los cuales van siendo asimilados a través de la educación y sobre la base de la experiencia y la práctica del sujeto.
El hombre tiende a buscar y a encontrar la belleza no sólo en los objetos creados con ese fin, sino también en todo el conjunto de bienes materiales producidos por él. De la misma forma que la tendencia hacia lo bello no es sólo una necesidad puramente ideal, sino que con gran frecuencia es un instrumento para la transformación de la realidad, asume dicha transformación a partir de un ideal estético determinado, por lo que provoca en el individuo una actitud estética hacia el mundo.2
La actitud estética puede ser definida como una forma de producción espiritual, que adquiere valor independiente, como forma especial de la relación del hombre con la realidad, mediante el conocimiento y la valoración de sus propiedades y de su transformación en una imagen sensorial en correspondencia con el ideal. Esta relativa independencia posibilita el desarrollo de las capacidades estéticas, sobre la base de la interpretación de toda la cultura universal de la sociedad. Dicha actitud es un estímulo interior que funciona como elemento integrante de la producción social, que se manifiesta a partir de su sentido humano y sirve de criterio de valoración en correspondencia con el ideal estético. La actitud estética del hombre hacia el mundo se manifiesta como la interrelación sujeto-objeto en un marco sociocultural históricamente determinado.3
Pero, ¿qué sucede cuando el individuo, a pesar de centrar sus mayores esfuerzos en estos aspectos no se encuentra satisfecho con su apariencia cosmética? Estos individuos necesitan una solución real, sin la fantasía frustrante de las personas que han invadido mercantilmente este campo, intentando sin ninguna ética ofrecer soluciones falsas a individuos susceptibles de ser engañados.
Los profesionales de la salud debemos juntar esfuerzos para ofrecer la verdad y mantenernos en autocrítica constante, sin caer en engaños como los que ofrece la publicidad de muchos productos, máquinas y procedimientos. Es allí cuando los especialistas de la salud, entre ellos cirujanos plásticos, dermatólogos, farmacéuticos, inclusive psicólogos y psiquiatras, jugamos un papel importante.
El objetivo de este trabajo es contribuir a la reflexión sobre algunos aspectos éticos relacionados con la cirugía estética en la sociedad actual.